¡Buenas tardes! Para esta nueva entrada hablaré sobre lo importante que es saber vivir en una sociedad diversa, y como un centro gallego utiliza un método revolucionario para enseñar a sus alumnos a aprender en la diversidad. ¡Sin más dilación vamos a ello!
En primer lugar, el hecho de ser diferentes, es una de las características de nuestra sociedad y por ende también del sistema educativo. Las diferencias en las habilidades intelectuales, en las culturas, en las creencias, en el sexo, etc., son una realidad. Estas diferencias a poco que podamos constatar se encuentran presentes en cada uno de los elementos que forman el sistema educativo: familias, profesorado, alumnado, etc.
Se puede afirmar entonces que el alumnado es diverso y que a su vez no hay dos centros iguales. Hablando solamente de aspectos educativos hay alumnos con distintos estilos de aprendizaje, intereses, motivaciones, expectativas, capacidades de aprender, etc. Y también hay centros diferentes debido a sus labores educativas, dinámicas de trabajo, su propia historia, su entorno, el tipo de relaciones, etc.
En resumen, lo normal es la heterogeneidad ya que centros, alumnos y familias presentan realidades y características diferentes. Sin embargo, se intenta cada vez con más frecuencia enseñar a todos de la misma manera, utilizando los mismos recursos, los mismos tiempos y utilizando una práctica docente uniforme y homogeneizadora. Son por estas razones por la que es necesario pensar en una diversidad educativa, ejemplo de ello es el centro O Pelouro, situado en un pueblo de Pontevedra.
Esta escuela fue fundada en 1973 en Tui por un matrimonio formado por un neuropsiquiatra infantil, Juan LLauder, y una pedagoga terapaeuta, Teresa Ubeira. Ellos definen la escuela como un lugar donde “poder ser uno y poder ser con otros” o donde “vivir la diversidad”, y es que en este centro hay niños de todas las capacidades intelectuales independientemente de la variación neurodegenerativa que presenten.
O Pelouro ha sido reconocido por liderar la transformación del sistema educativo, centrándose en un modelo psico-socio-pedagógico propio de la integración y la conclusión y donde no entiende de aulas ni de horarios. Su principal éxito radica en la expresión social, relacional, emocional y la motivación que otorgan los profesores a los alumnos por aprender.
En mi opinión, el proyecto de Juan y Teresa a parte de ser muy innovador me parece uno de los pocos sitios donde el alumno puede desarrollarse plenamente mediante la cooperación con otros niños sea cual sea su problema. A parte de aprender las asignaturas más tradicionales como matemáticas, historia, lengua, etc., me parece fundamental que los niños trabajen sus emociones y sentimientos, y que puedan sentirse uno mismo. El hecho de normalizar las diferencias y tratar a todos por igual hace que el fracaso y el abandono escolar se reduzca y si además están motivados y tienen ganas de aprender, se consigue un gran rendimiento académico.
Finalmente, creo escuelas como O Pelouro son tremendamente necesarias, ya que te enseñan desde bien pequeñito a vivir y aprender en sociedad. La creación de este tipo de proyectos debería de servirnos por un lado como ejemplo y por otro para no perder la esperanza en nosotros mismos y en nuestro futuro sistema educativo, ya que tras buenas intenciones educativas siempre hay grandes avances en la educación.
¿A ti qué te parece O Pelouro?¿Cómo sería tu centro idóneo? Espero que os haya gustado mi reflexión. Nos vemos en la próxima entrada!
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